La imagen titulada “San José Obrero” representa a San José, una figura emblemática en la tradición cristiana, conocido como el padre terrenal de Jesús y un modelo de virtud y trabajo. Este retrato lo muestra en su papel de carpintero, rodeado por herramientas de madera, lo cual simboliza su laboriosidad y humildad.
En esta representación, San José sostiene un lirio blanco, una flor tradicionalmente asociada con la pureza y el símbolo de su castidad y virtud. Su expresión serena y el gesto con la mano en el pecho podrían sugerir devoción y contemplación.
La técnica del mosaico utilizada aquí refleja un detallado uso del color y la textura. Los tonos cálidos predominan en la paleta de colores, con diversos matices de marrones y naranjas que dan vida al ambiente de carpintería. El contraste entre el fondo oscuro de la tienda de carpintería y la figura iluminada de San José resalta la santidad y el foco de la imagen.
Este tipo de obras son populares en el arte sacro por su capacidad para evocar un sentido de espiritualidad y conexión con lo divino a través del uso de símbolos y elementos iconográficos tradicionales.

