La imagen representa a San Pedro Nolasco, una figura histórica importante en la tradición católica. Este mosaico utiliza una técnica de pintura realista, capturando con detalle las características de los personajes retratados. San Pedro Nolasco, en su hábito blanco, está representado con un libro en una mano y una bandera en la otra, que lleva un emblema distintivo.
El uso de colores oscuros como los marrones y negros en el fondo crean un contraste dramático con el brillante hábito blanco que viste San Pedro. El cielo nublado intensifica el dramatismo de la escena, sugiriendo un momento de revelación o milagro. El personaje de pie, en una postura de autoridad y serenidad, está acompañado de un fiel devoto de rodillas, que viste una túnica roja, añadiendo una capa de simbolismo y devoción.
El tratamiento de la luz y la sombra en el mosaico añade profundidad y dimensión, destacando las texturas en las vestimentas y expresiones faciales, haciendo de esta obra un interesante punto de análisis para los admiradores del arte sacro. Este tipo de representación es típica para honrar a figuras religiosas y capturar momentos significativos de su vida y legado.

